1ero de Mayo Día del Trabajador en Ecuador
Los
primeros núcleos de clase obrera aparecen en Ecuador solo a fines del siglo XIX
e inicios del XX. Pero su precaria situación recordaba a la de los trabajadores
de los países capitalistas centrales. Y también en Ecuador comenzaron las
luchas por mejorar salarios, reducir jornadas y conquistar derechos laborales
mínimos. Con motivo del Centenario del Primer Grito de Independencia, el 10 de
agosto de 1909 se realizó el Primer Congreso Obrero Ecuatoriano. En 1911, por
iniciativa de la Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil, se
conmemoró, por primera vez, el 1º. De Mayo, que los trabajadores ecuatorianos
continuaron recordando en los siguientes años. El gobierno de Leónidas Plaza
Gutiérrez, mediante decreto del 23 de abril de 1915, consagró “el Primero de
Mayo de cada año, día feriado para los obreros del Ecuador”. Al año siguiente
(1916) se decretó en el país la jornada de 8 horas, aunque fue sistemáticamente
burlada. Hubo protestas, huelgas y reivindicaciones de la clase obrera
ecuatoriana no solo para avanzar en la conquista de sus derechos, sino también
para lograr el respeto y la generalización de la jornada de 8 horas. En
Guayaquil, la huelga obrera convocada con estos propósitos fue reprimida el 15
de noviembre de 1922 con una escandalosa matanza de trabajadores.
Reconociendo
esa trayectoria de luchas del incipiente proletariado ecuatoriano, la
Revolución Juliana de 1925, además de modernizar al Estado, institucionalizó la
atención a las clases trabajadoras mediante la creación del Ministerio de
Previsión Social y Trabajo, la Caja de Pensiones, la expedición de las primeras
leyes laborales e incluso la introducción del impuesto a la renta, del que
fueron excluidas las clases asalariadas. Tras esos primeros esfuerzos, recién
en 1938 se dictó el Código del Trabajo, que reconoció los principios
fundamentales de protección a los trabajadores y las garantías básicas de sus
derechos. En décadas posteriores se incorporaron nuevas instituciones y
derechos para la protección a las clases trabajadoras del Ecuador. Creció la
idea de que el desarrollo económico nunca sería suficiente sin crear
condiciones de bienestar para la mayoría nacional. Sin embargo, la resistencia
de las clases concentradoras del poder económico no logró revertir las
herencias históricas de la marginación, la pobreza, la miseria, el desempleo,
el subempleo, la difícil situación de los trabajadores ocupados y la
escandalosa concentración de la riqueza en minorías dominantes.
El día 1 de mayo, la huelga
El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores
iniciaron la huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la
simple amenaza de paro.
En Chicago donde las condiciones de los
trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones
siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica
de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero
porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una
iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2 la policía
había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el
día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la
tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de
rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos)
comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno,
procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias
decenas de heridos.
El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a
su periódico donde redacta una proclama (que luego se utilizaría como principal
prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000
octavillas. La proclama decía:
Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado.
Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide
venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos
de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al
terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la
miseria. Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los
amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A
las armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos
y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban
vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!
La proclama terminaba convocando un acto de
protesta para el día siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la
plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un
acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son
conocidos como Revuelta de Haymarket.
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Día tan importante para el trabajador, donde se celebra el
labor que desempeñan para la sociedad; en el cual se festeja y se honra a todos
los trabajadores.
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